El verano de Yo confieso

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Es ahora, después de haber leído «Yo confieso», del escritor catalán Jaume Cabré (Barcelona, 1947) cuando me pregunto para qué mantener un blog sobre libros y literatura si no tengo nada que decir. Es más, yo debería dejar de escribir ahora mismo y ustedes de leer estas líneas. Déjenlo todo y salgan a comprar esta novela de más de 800 páginas que ocupó las mejores horas de mis vacaciones: antes y después de la siesta; en el patio, entre la higuera, el ciprés y la parra, y antes de dormir.

Porque hay que contenerse para no llenar esta entrada de adjetivos superlativos. Además, ¿qué les podría contar? ¿Que la estructura de la novela está construida con un andamiaje perfecto?, ¿que es posible oler, tocar y sentir todos los ambientes, lugares y paisajes que recorre la novela?, ¿que uno es capaz de enamorarse de un violín y de unos personajes que siguen viviendo contigo aun cuando has terminado de leer?, ¿que es pura literatura y puro goce lo que destilan sus páginas?, ¿que está llena de culpa, de amor y de misterio?, ¿que está narrada -originalmente en catalán- de una forma soberbia?

Si tuviera que contarles todo eso no sabría cómo explicarlo, y ustedes estarían perdiendo el tiempo con mis vanas especulaciones.

Como consuelo les dejo únicamente un párrafo de la contraportada por si les dice algo, pero ya les aseguro que no le llega a la suela de lo que leerán si se atreven:

Yo confieso es una monumental y soberbia novela, y una valerosa carta de amor, al tiempo que el conmovedor mea culpa de un hombre cuya vida, como la de la vieja Europa, oscila entre la sombra del mal y la posibilidad de la redención.

El resto es cosa suya. Yo les confieso que leí Yo confieso y que su lectura añadió más felicidad a mi verano. Para eso leemos, para crecer y ser más felices. 

12 pensamientos en “El verano de Yo confieso

  1. ¡Pues acabas de darme el empujón final que necesitaba para enfrentarme a las 800 páginas! Porque confieso (y valga la redundancia) que no he leído nada de Jaume Cabré, aunque lo veo en todas las librerías, incluídas las alemanas. Pero después de esa declaración de admiración incondicional que acabas de escribir sobre la novela, ya no tengo excusa. En mi caso me acompañará en este largo invierno que está a la vuelta de la esquina. Pero más a mi favor, porque leo muy despacio …

    Un abrazo.

    PS. Y no dejes el blog. Que ya ves que SÍ que tienes cosas que decir.

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    • Me trasladas una responsabilidad muy grande pero me ha gustado tanto que me atrevo a pensar que también te gustará. Además el invierno es una época que le va muy bien al libro, lo que me ha hecho pensar que eso -si hay un libro para cada estación- puede ser motivo de un nuevo post algún día. Espero que lo disfrutes sin prisa, línea a línea, y que las 800 páginas se te queden cortas como me pasó a mí.
      Gracias como siempre por pasar por aquí; no dejaré el blog.
      Un abrazo.

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  2. Es que siempre me han llamado la atención los bolígrafos y tengo unos cuantos. Mi madre me ha heredado un par de Parkers y unos Cross, lo que constituye mi muy modesta colección. Pero nunca había visto uno como el que aparece en la fotografía; supongo que en mi país no está a la venta esa colección.

    Saludos

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  3. Cuando la terminé de leer me quedé pensando como hacía una entrada en mi blog sobre este libro. me costó pensar por donde empezaba, al final hice,pero la sensación que me quedó fue de impotencia.
    Me encantó esta historia dentro de tantas historias.
    La verdad es que si no leyera no sería ni la mitad de lo que soy.
    Un saludo.Teresa

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  4. ¡Terminé! Gracias a ti que me animaste. Comencé mal, estaba cansada y con poca capacidad de concentración, y dado como es el libro no eran las mejores condiciones. Después de verte este verano, en septiembre hice un nuevo intento. Me ha gustado muchísimo, me ha entretenido, despertado mi curiosidad y emocionado. No se puede pedir más.

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