Personaje con un libro abandonado

Digresión filosófica (1959), de Edward Hopper.

Digresión filosófica (1959). Edward Hopper. Colección de Richard M. Cohen.

Tengo toda la infancia en casa grabada en la cabeza como diapositivas de Hopper, con la misma soledad pegajosa y misteriosa. Y me veo en ellas como un personaje sentado en una cama deshecha, con un libro abandonado en una silla desnuda, o que mira por la ventana o sentado junto a una mesa limpia, mirando la pared vacía. Porque en casa todo se resolvía con cuchicheos y el roce que se oía con mayor nitidez, aparte de mis ejercicios de portamento con el  violín, era el que hacía mi madre cuando se ponía zapatos de tacón para salir a la calle. Y si Hopper decía que pintaba porque no lo podía decir con palabras, yo lo escribo con palabras porque, aunque lo estoy viendo, soy incapaz de pintarlo. Y siempre lo veo como él, a través de ventanas o de puertas entornadas. Y al final sé lo que no sabía. Y lo que no sé me lo invento y también es verdad. Sé que lo vas a entender y me lo vas a perdonar.

                      Jaume Cabré › «Yo confieso»

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